Soldados apuntando con armas a una persona

Polvo de Cordillera

Polvo de cordillera/Dust from the Mountain Range (Bilingual edition). Gamar Editores. 2024 (93 pgs.)


Pintura degital multicolor hecha por Rodrigo Valencia Quijano*Traducción: Sandra Kingery

CONCAVE LINE

I come from a city where leaving
was always easier than staying away.
A goodbye at the airport
and my certainties
fell away like the petals
of a supermarket orchid.
When I awoke,
anecdotes with no audience
sweetened the coffee from mi abuela
in my suitcase.
A sip,
and the paths of my childhood
raced wildly
over highways;
fried yucca
crunched on chips and salsa:
And forgive me, amigo,
but there are no chorizos
like the ones from La Blanca,,
nor sunsets that burn more brightly
over the mountain range.
But what if I had smiled
in selfies, sang hymns,
worshipped marble statues,
recited verses,
and carried saints in processions?
What agony it is to leave
but to continue to be tied down!
A rainy afternoon,
the city of decalcified glories
welcomed me
into the gardens of Pubenza.

An outsider on my own streets,
I smiled in selfies,
sang hymns,
worshipped marble statues,
and deconstructed these verses.
I come from a city where leaving
was always easier than staying away.

LÍNEA CÓNCAVA

Vengo de una ciudad de la que irse
siempre fue más fácil que estar lejos.
Un adiós en el aeropuerto
y mis certezas
se deshojaron
como orquídeas de supermercado.
Cuando desperté,
un anecdotario sin oídos
endulzaba el café de la abuela
en la maleta.
Un sorbo,
y las callejuelas de mi infancia
corrieron salvajes
sobre autopistas;
la yuca frita
crujió en las chips con salsa:
Y perdóneme, amigo,
pero no hay chorizos
como los de la Blanca,
ni atardeceres tan encendidos
sobre la cordillera.
¿Qué tal que hubiera sonreído
en selfies, entonado himnos,
idolatrado mármoles,
Recitado versos
y cargado en las procesiones?
¡Qué tormento irse,
pero seguir atornillado!
Una tarde lluviosa,
una ciudad de glorias
descalcificadas me recibió
en los jardines de Pubenza.

Forastero en mis callejones,
sonreí en selfies,
entoné himnos,
idolatré mármoles
y descompuse estos versos.
Vengo de una ciudad de la que irse
siempre fue más fácil que estar lejos.


Estoy sentado sobre un muro sin piedras ni cemento,
en los bolsillos de una ciudad sin puerto.
Es un muro angosto que se alzó con ausencias,
encallado entre los abismos del ayer
y los desvelos premonitorios del mañana.
Estoy sentado sobre un muro que lo divide todo
y no hay coyotes que me ayuden a cruzarlo.

Rubén Varona