Una taza con piernas al lado de un tenedor

La hora del cheesecake: el encuentro de la experiencia y el buen escribir. Entrevista a Rubén Varona

Rodrigo Pereyra
Revista de Estudios Colombianos No.48
Julio, 2016

De la nueva literatura colombiana aparece La hora del cheesecake (2015), tercera novela escrita por el autor Rubén Varona. Una obra significativa que muestra ya la madurez de un escritor que además de conocer a fondo su país, su cultura y su gente, se atreve a explorar una geografía nueva que avanza desde Popayán, a los más inesperados lugares europeos en Inglaterra, Polonia o Suiza. Sin duda que la narrativa expuesta presenta una importante resonancia en la escena literaria colombiana; es una escritura intensa, inquieta y llena de imágenes que dan una sensación de cadencia vertiginosa que busca desentrañar y ajusticiar los misterios de la sordidez de la naturaleza humana.

Tanto la estructura como la estrategia narrativa colocan a los personajes y a su discurso en un plano cuasi apocalíptico, donde la norma imperante entre las sociedades es la del vicio, la corrupción y los abusos. Las drogas, la sexualidad desenfrenada, el saqueo de tumbas, el tráfico de mujeres y de niños, los robos y los engaños, son los medios en los que se encuentran y conviven tanto víctimas como victimarios. Son también escenas con las que culpables e inocentes aprenden a vivir y con las que día por día, y por los mecanismos de una justicia orwelliana, los unos se convierten en los otros creando un ambiente y una atmósfera onírica de manipulación, acecho y violencia criminal.

La historia se describe con una intensidad de lenguaje que obliga al lector a colocarse en diferentes planos y niveles para la reconfiguración tanto de tiempo como de discurso. En los personajes se adivina una vida sombría, compleja, tóxica, de abyección al límite de lo soportable, una humanidad despiadada que lucha por encontrar sentido a una mala vida como la que puede tener Magdalena, una mujer a quien le arrancan a su hijo de los brazos y a quien golpean y amenazan de muerte. O el mundo falso y estéril como en el que vive Steve, quien logra adquirir una niña bebé gracias a la astucia corrupta y enviciada de El Escocés, quien ha encontrado en el mercado negro la plataforma más viable para hacer dinero en una era neoliberal que alimenta su suerte social a través de las vidas falsas que se presentan en las telenovelas. Las narraciones que se intercalan entre historias presentan un insondable ambiente humano que sólo refleja un alicaído grupo social que, como en una gran pieza de teatro, vuelve una y otra vez a adoptar otra máscara para continuar el juego de nunca acabar.

Rubén Varona (Popayán, 1980) es representante para Latinoamérica de la Asociación Internacional de Escritores Policiacos (AIEP). Ha escrito, además de La hora del cheesecake (La Pereza Ediciones, 2015), El sastre de las sombras (La Pereza Ediciones, 2013) y Espérame desnuda entre los alacranes (Editorial Axis Mundi, 2007). Publica junto con Carlos Bermeo, la novela La secta de los asesinos (La Pereza Ediciones, 2016), novela finalista para el premio Planeta-Casa de América de Narrativa 2012. La siguiente breve entrevista se llevó a cabo en Texas Tech University durante la presentación de su novela el 20 de febrero de 2015.

Rodrigo Pereyra: Gracias Rubén por presentar tu libro y permitirme esta entrevista. ¿Podrías decirme cómo te identificas como escritor?

Ruben Varona: Gracias a ti, Rodrigo. Claro, mira, soy escritor e investigador de literatura criminal, literatura histórica, novela pastiche que básicamente es toda esa mezcolanza, toda esa hibridación de géneros como la ciencia ficción, como el horror, y todo eso.

RV: Básicamente todo comenzó en el 2008, cuando yo estaba viviendo en Inglaterra. Allá apenas llegué conocí muchísima gente de diferentes nacionalidades. Y todos ellos tenían no sé por qué, o en realidad sí entiendo por qué, dos preguntas. La primera es, háblame sobre el asunto de las drogas en Colombia, sobre el narcotráfico, sobre Pablo, y sobre todo este tipo de cosas que tanto nos duele. Y la segunda es básicamente, háblame de las telenovelas colombianas. Entonces, eso me pareció bastante curioso, después conocí a estas personas y me di cuenta que cada uno de ellos vivía su propia telenovela, tenían un drama súper interesante, y me miré al espejo y también encontré que yo vivía en una telenovela. Entonces, ahí nació La hora del cheesecake, como un intento por capturar esta realidad dramática que vivimos.

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